El Milan será el equipo que se cruzará con el Atlético de Madrid en los octavos de final de la Champions League, un duelo inédito en Europa. A pesar de toda la historia que contempla a los ‘rossoneri’ como uno de los equipos más potentes de la competición, el Atlético tiene una oportunidad de conseguir un histórico pase a cuartos de final.
Las declaraciones de Sulley Muntari en las que el centrocampista ghanés del Milan deseaba públicamente que el Atlético fuera el rival de los ‘rossoneri’ en la Champions League han terminado convirtiéndose en realidad, una realidad que Massimiliano Allegri hubiera preferido esquivar, a tenor del rendimiento que están ofreciendo uno y otro equipo en sus respectivas ligas esta temporada. A la constante convulsión deportiva que vive el Milanse sumó el mes pasado la institucional, que ha terminado derivando en una bicefalia liderada por Barbara Berlusconi y Adriano Galliani que obligó al propio Silvio Berlusconi, padre de la primera, a interceder para evitar un cisma que hubiera supuesto la crisis más profunda de la institución lombarda.
El Milan ha ido perdiendo progresivamente su buena estrella en la máxima competición continental de clubes. La temporada pasada, su punto final en la competición lo firmó el Barcelonacon una gran remontada al 2-0 que los de Allegri cosecharon en la ida. Aunque parecía complicado, el nivel colectivo de la plantilla se ha visto aún más mermado en este nuevo curso futbolístico trasla salida de Kevin-Prince Boateng en los últimos días del mercado de fichajes rumbo al Schalke alemán. La responsabilidad, una vez más y cada vez de forma más exclusiva, recae sobre los hombros de Mario Balotelli, única enseña verdaderamente temible en el continente.
El capitán del equipo es Riccardo Montolivo, jugador que en la actualidad cumple su segunda temporada en el Milan, señal de que las jerarquías sempiternas ejercidas en su días por iconos de la talla de Alessandro Nesta, Gennaro Gattuso o Massimo Ambrosini han llegado a su fin. Montolivo, además, se perderá el primer partido ante los colchoneros por la tarjeta roja que vio en el último partido del Grupo H, en el que se clasificó con un pírrico empate a cero ante el Ajaxholandés. La travesía de los ‘rossoneri’ por este cuarteto, en el que también estaba el Barcelona, fue discreta y sin grandes resultados, mostrando a toda Europa que la grandeza responde más a los logros pasados que a los presentes.
La filosofía pregonada por Diego Simeone de ir partido a partido tendrá una prueba de fuego durante los meses de febrero y marzo ante un rival que, a falta de otros recursos, convierte cada partido en una pesadilla en la que no se concede nada al rival. Si supera el colmillo competitivo de los transalpinos, el Atlético habrá aprovechado una oportunidad histórica ante un rival que nunca se ha cruzado en su camino.