La historía la recuerda en su blog Edu Polo, periodista de la Cadena Ser. Sucedió en verano de 2003, poco después de que Joan Laporta hubiese llegado a la presidencia. El Barça, a través de su entonces vicepresidente deportivo Sandro Rosell, tanteaba el fichaje del portugués, que entonces tenía sólo 18 años y jugaba en el Sporting de Lisboa.
El actual presidente concertó una cita en Lisboa con Cristiano gracias al buen contacto que tenía con Jorge Mendes, que ya era su representante, ya que conocía a ambos de su etapa en Nike. La cita para tantear a Cristiano de cara a 2004 fue en el pequeño apartamento de apenas cincuenta metros cuadrados del futbolista en Lisboa.
El Barça lo quería libre
Allí estaba la madre de Ronaldo, que recibió a Rosell después de cocinar un bacalao con patatas, plato típico de la gastronomía portuguesa. La propuesta era que Cristiano agotase el año de contrato que le quedaba en el Sporting y llegase libre el verano siguiente. Más barato para el Barcelona y mejor negocio para el jugador: prima de fichaje y ficha superior.
Cristiano, que estaba recibiendo un masaje en los pies cuando llegó Rosell al pisos según cuenta Edu Polo, se dejó querer por el Barça, pero el fichaje debía ser ese mismo verano. El Sporting, que tenía una oferta sobre la mesa de 12 millones de euros del Manchester. no quería perderlo libre. Y Cristiano no quería dejar sin ingresos a su club de formación.
Sin dinero
El portugués informó a Rosell que si el Barça igualaba la oferta del Manchester prefería ir a Barcelona que a Old Trafford. El Barça no podía hacer frente a esa cantidad ya que había fichado ya a Ronaldinho, Quaresma, Márquez, Rustu y Luis García.
Unos días más tarde se cerró el traspaso de Cristiano al Manchester por 12 millones de euros. Luego llegarían los duelos de Cristiano con el Barcelona y su fichaje por el Madrid.
