Desde su primera edición en 1956, el Balón de Oro esconde una curiosa maldición, por la cual ningún futbolista ha conseguido ganar el mundial al año siguiente de haber sido galardonado con el prestigioso trofeo. Leyendas como Eusebio, Johan Cruyff, Roberto Baggio o Ronaldo no pudieron, en su momento, conquistar el mundial tras haber sido erigidos los mejores jugadores del mundo.
A poco más de un mes para la gala de entrega del FIFA Balón de Oro 2013 y tras haberse conocido los tres candidatos que optarán al galardón; Franck Ribery, Leo Messi y Cristiano Ronaldo, los aficionados más escépticos recelan de la conveniencia de que su jugador predilecto conquiste el trofeo.
La razón es que hay un dato demoledor que indica que jamás, en toda la historia del Balón de Oro, un jugador ganó el mundial al año siguiente de haber sido premiado como mejor jugador del mundo. El trofeo, entregado en sus inicios por la revista France Football, celebró su primera edición en 1956, año en el que el inglés Stanley Matthews estrenó el palmarés de vencedores.
El internacional español Alfredo Di Stéfano fue el primero que sufrió en sus carnes la maldición del Balón de Oro, siendo galardonado con el trofeo en 1957, un año antes de que la maravillosa selección brasileña liderada por Pelé conquistase el Mundial de 1958.
Jugadores de leyenda como el portugués Eusebio-en 1965-, Gianni Rivera –en 1969- o el mismísimo Johan Cruyff –en 1973- tampoco pudieron llevar su talento a la cita mundialista y a pesar de haber sido nombrados como mejores jugadores del mundo en años previos a la disputa de una copa del mundo, su talento no fue suficiente para llevar a los suyos a la gloria.
En la década de los ochenta Rummenigge en 1981, Michel Platini en 1985 y Marco Van Basten en el 1989 también se toparon con la maldición del Balón de Oro, aunque Rummenigge estuvo muy cerca de conquistar el Mundial de España, cayendo finalmente Alemania Federal acabaría en la gran final ante Italia (2-1).
El jugador que más cerca estuvo de lograr un Mundial habiendo conquistado el Balón de Oro el año previo fue el italiano Roberto Baggio, quien logró el galardón en 1993 y, apenas seis meses después, en el estadio de Rose Bowl en Los Ángeles, un penalti suyo fallado supuso que Brasil conquistase el mundial de Estados Unidos, el cuarto de su historia.
Nuevo siglo, misma maldición
Cuatro años después la historia casi se repite, después de que el brasileño Ronaldo Nazario lograse el Balón de Oro en 1997 y, un año después, en la copa del Mundo de 1998, la selección brasileña cayese en la gran final disputada en Saint Denis ante Francia en la gran noche de Zinedine Zidane.
Michael Owen, Ronaldinho y Leo Messi han sido los últimos en verse perjudicados por esta especie de maleficio. Incluso, en el caso del astro argentino los fantasmas son todavía mayores después de que, tras dos mundiales disputados, todavía no haya podido estrenar su cuenta goleadora en esta cita mundialista.
Con todos estos precedentes, muchos son los que cuestionan la conveniencia de que la edición de 2013 recaiga en sus héroes futbolísticos nacionales. Franceses, portugueses y argentinos tienen un mes para decantarse por sus deseos racionales o por la superstición mundialista de ver a su país levantar la copa del mundo.