A pesar de que su aportación al equipo se ha limitado a menos partidos de los que se esperaban el jugador galés es ya una pieza clave del equipo madridista, al que ha dado en la primera mitad de la temporada un total de nueve goles y siete asistencias jugando muchos menos encuentros que otros futbolistas que en su día llegaron al Real Madrid como grandes estrellas.
A pesar de haber pasado casi un tercio de la temporada teniendo que defender su estado de forma al haber sufrido diferentes bajas por lesión , Gareth Bale, nueva estrella del Real Madrid desde que este pasado verano se incorporara a las filas blancas procedente del Tottenham, camina a pasos agigantados tratando de convertirse lo antes posible en una pieza indiscutible en el once de su entrenador, el italiano Carlo Ancelotti. Aunque sí es cierto que esas lesiones le han hecho no poder jugar tanto como hubiera deseado -solo ha disputado 18 partidos en la primera mitad del campeonato de los 28 posibles-, las sensaciones que deja el galés son mejores que las que dejaron otros que en su primera temporada disfrutaron de más partidos que Bale con la camiseta del Real Madrid.
En esas 18 citas disputadas el delantero madridista ha sumado un total de nueve goles (siete en Liga y dos en Champions League) además de siete asistencias (todas ellas en competición liguera), aunque es la sensación que aporta a su equipo lo que posiblemente más esté destacando en su proceso de adaptación. En contra de lo que sucede con un cuestionado Ángel Di María, que se disputa con él el puesto de titular, Bale va cada día a más dando velocidad, verticalidad y desborde al juego del Real Madrid, agradecido por la media de 2,6 disparos a puerta que realiza su jugador en cada partido disputado.
Los números sumados y la actitud mostrada por Bale sirven para acallar algunas voces que se levantan a cuestionar el papel del extremo madridista, que y juega menos que otros futbolistas llegados también recientemente al Real Madrid como Isco Alarcón, con 24 partidos con la camiseta blanca en su haber en esta primera vuelta.
Si se echa la vista atrás lo cierto es que la baja participación de Bale en lo que va de temporada sí sorprende a la hora de ser comparada con otros fichajes que el Real Madrid realizó a bombo y platillo y con un gran desembolso económico. Luka Modric, por ejemplo, disputó 25 partidos en la primera mitad de su primera temporada, mientras que otros como Di María u Ozil llegaron a jugar hasta 28 y 27 choques respectivamente en el ecuador del año de su debut. La adaptación de Bale estaría prácticamente a la misma altura que la de Fabio Coentrao, con un partido más que el galés en su primera mitad de su primer año en el Madrid. Las sensaciones, sin embargo, son bien distintas.
Un ejemplo a seguir
Resulta curioso comprobar que de los últimos grandes fichajes que ha realizado el Real Madrid en los últimos años solo Cirstiano Ronaldo jugó menos que Bale en la primera vuelta de su primer año como jugador madridista. El luso se perdió prácticamente un mes de competición entre septiembre y noviembre de 2009 por una lesión y posteriormente acabó concretando su gran adaptación al juego de su nuevo equipo. Hoy, con su segundo Balón de Oro en mano, el delantero portugués es ya una leyenda del madridismo y líder de un vestuario al que se llega para ejercer de apoyo al luso sin restarle protagonismo como mejor jugador del mundo ya que así ha sido declarado por la FIFA y France Football.
Bale lo tuvo claro desde el momento en que aterrizó en Madrid y la casualidad ha querido que su adaptación haya seguido un ritmo similar al del portugués. Poco a poco, con menos minutos de los que tuvieron otros futbolistas en su primer año en el Madrid pero con mejores sensaciones, la estrella sigue su proceso de crecimiento en el Santiago Bernabéu.
