Fue un gran encuentro el que se vio en el Sánchez Pizjuán, con dos equipos jugando a toda pastilla, de pierna fuerte, intensísimo. Hasta el espectador que lo vio por la tele sudó, tal fue la actividad. Fue mejor el Atlético y por eso ganó. La diferencia fue seguramente exagerada porque el esfuerzo del Sevilla fue loable, pero el equipo de Simeone hizo una muy buena primera parte para adelantarse en el marcador y mostró su fortaleza defensiva cuando tocó. Recordó al Atlético campeón, mostrando virtudes ofensivas y defensivas. El Sevilla le asedió en la segunda mitad, y el Sevilla no es un equipo cualquiera. Con todo el arsenal sevillista empujando, el Atlético sólo concedió una ocasión clara de verdad, un zurdazo de Llorente tras un balón muerto que se perdió cruzado. Por lo demás, el Atlético supo sufrir y minimizar los daños.
Salió el Atlético valiente, presionando mucho y bien. Trabajaba sobre Krychowiak para robar y encimaba a Banega para no dejarle crear. El Atlético sabía que el argentino era el hombre a tapar. Cuando robaba, el Atlético tenía criterio en los pies de Óliver, Koke y Griezmann. Fue una primera mitad notable del equipo de Simeone. Óliver mostró tranquilidad y buenas maneras en un escenario complicado. Tocó sin nervios, con todo el sentido del mundo, aplicando la pausa que no le sobra al Atlético. De la aceleración se encargaba Griezmann, que es un demonio y además está repleto de confianza.
Con todo, el Sevilla tuvo dos buenas ocasiones en la primera parte en los pies de sus dos laterales, Coke y Tremoulinas. Las desbarató Oblak, a quien ya nadie pone en duda como el titularísimo en la portería del Atlético. Giménez y Godín se 'pegaron' con Llorente, que siempre hace trabajar a los centrales rivales. Y eso que no tuvo mucha compañía el delantero en la primera mitad. Pese a esas intervenciones de Oblak, el partido se jugaba más en dirección a la portería de Beto. El portugués, quizá el puesto mas débil del Sevilla, desbarató bien un disparo de Tiago tras un caño maravilloso de Griezmann a Rami (de espaldas, pisando el balón y dándose la vuelta). Con el Atlético inclinando poco a poco el campo, Griezmann peleó un balón con Carriço. El cuero quedó suelto, el francés lo tocó como pudo para Koke y el centrocampista del Atlético metió la puntera para batir a Beto. Era un Atlético muy serio, con las ideas muy claras.
Cambió el panorama en la segunda parte. Es imposible no pasar un mal rato en el Sánchez Pizjuán ante un equipo con jugadores como los que tiene el Sevilla: Vitolo, Reyes, Banega, Konoplyanka, Gameiro, Llorente, Krohn-Dehli... Emery tiene recursos y fondo de armario. Apretó de lo lindo, embotellando al Atlético, que se pertrechó en su área y fue despejando todo lo que caía por ahí. Siempre había un compañero para acudir a la ayuda. Al inicio del asedio sevillista, el Atlético acertó a conectar dos contraataques peligrosos, mal culminados. Luego se tiró un buen rato sin encontrar a Griezmann ni Torres, por lo que Simeone terminó moviendo el banquillo para buscar piernas frescas y velocidad.
Llorente tuvo el empate tras un mal despeje de Godín. Fue lo más cerca que estuvo el Sevilla de igualar el encuentro. Tiró muchos centros, acudió con futbolistas al remate, pero no pudieron derribar el buen muro visitante. El partido lo liquidó el Atlético casi sin querer. Gabi disparó desde lejos, parecía un tiro destinado a la nada, pero el balón pegó en Krychowiak y despistó a Beto, cuya reacción no fue la más rápida. Al Atlético, por funcionarle, le funcionaron hasta los cambios de Simeone. Carrasco mostró chispa y desborde. Fue un debut esperanzador, con tres o cuatro buenas acciones. Y Jackson jugó suelto, mostrando el buen delantero que es, lejos de su versión gris ante Las Palmas. Hizo el 0-3 con un zurdazo muy bonito tras una pared con Griezmann. El propio francés pudo redondear su buen encuentro con un remate fantástico que se estrelló en el palo. El Atlético suma ya seis de seis y espera al Barça. Partidazo a la vista.
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