Cuanta más expectación genera un equipo, más grande puede ser la decepción. Lo cierto es que apenas van dos jornadas de Liga y la Real Sociedad ha sido incapaz de marcar a dos rivales con plantillas y objetivos más modestos que los suyos. Anoeta recibió con aplausos a Illarramendi en su debut ante el Sporting. Hizo un buen partido, pero no fue suficiente.
Las incorporaciones del verano y el caché de David Moyes invitan a imaginar a la Real en Europa la próxima temporada. Hasta entonces queda una travesía en la que la actitud y los goles cuentan más que los nombres. Le cuesta tanto crear ocasiones como marcarlas. Tal dificultad mantiene ansioso aJonathas y traslada mayor responsabilidad a jugadores ingeniosos como Vela y Rubén Pardo.
La grada recibió a Illarra con generosos aplausos. Luego los repitió en algunas de las acciones más notables que protagonizó. Se vio a un futbolista con verdadera jerarquía para manejar la situación en el centro del campo. El resto de compañeros que tenía por delante acompañó poco. Ni siquiera la atropellada voluntad de Bruma hizo estragos entre las líneas enemigas.
El Sporting confirmó algunas de las virtudes que enseñó ante el Real Madrid. Mantuvo la colocación y la concentración. Basta que cunda el ejemplo de Luis Hernández y Bernardo. Para dar vuelo a sus más ambiciosas pretensiones se apoyó principalmente en el contragolpe. Incluso se dejó ver como un grupo capaz de manejar la pelota con soltura y criterio en el tramo final.
Desde Gijón apuntaron en la víspera la presencia de Halilovic en el once inicial. Tuvo que esperar. El joven croata jugó algo más de media hora favorecido por la lesión de Carmona, cuya implicación tendrá difícil igualar. De clase se le ve sobrado. Tanto como para convertirse en esa pieza capaz de dar el brillo de lo imprevisible al excelente trabajo de pizarra de Abelardo.