El Chelsea hace aguas por todas partes. El Crystal Palace asestó un golpe inesperado al conjunto 'blue' en Stamford Bridge y deja a los de Mourinho, tras sumar su segunda derrota, a ocho puntos del Manchester City.
Los de Alan Pardew pusieron en evidencia al vigente campeón de la Premier League. Un campeonato que, pese a estar en sus inicios, ya se está poniendo muy cuesta arriba para los de Mourinho. Ocho puntos en cuatro jornadas de diferencia con el líder -la mejor versión del City- son un bagaje demasiado pobre para un equipo que se caracteriza por su fiabilidad en el torneo doméstico.
Ante el Palace, el Chelsea sufrió la verticalidad y atrevimiento de un equipo con suficientes recursos ofensivos como para sorprender a cualquiera. Los Sako, Zaha, Bolasie y compañía fueron una pesadilla para el veterano Ivanovic o la pareja de centrales Zouma-Cahill, en plena etapa de formación.
Falcao no es suficiente
Fruto de esa valentía, el equipo de Pardew se adelantó con un tanto de Sako tras un rechace afortunado dentro del área. Con Fábregas aún lejos de su mejor forma y con tras piezas importantes en plena pretemporada, Mourinho se aferró al olfato goleador de Falcao, que salió al instante de recibir el primer tanto y firmó el empate con un certero cabezazo a pase de Pedrito.
Fruto de esa valentía, el equipo de Pardew se adelantó con un tanto de Sako tras un rechace afortunado dentro del área. Con Fábregas aún lejos de su mejor forma y con tras piezas importantes en plena pretemporada, Mourinho se aferró al olfato goleador de Falcao, que salió al instante de recibir el primer tanto y firmó el empate con un certero cabezazo a pase de Pedrito.
Sin embargo, en lugar de remontada llegó otro mazazo para la afición 'blue'. Bolasie puso un centro pasado desde la izquierda y Sako dejó atrás para que Ward cabeceara a la red.
De poco sirvió el acoso final de un Chelsea desquiciado. Una mala planificación y un bajo estado de forma le obligan a remar a contracorriente demasiado pronto y, a diferencia del año pasado, esta vez tiene enfrente a un City enchufado. Tanto que ya ha puesto, en apenas un mes de competición, a su máximo rival contra las cuerdas.