El partido empezó de cara para el Arsenal. Sólo 11 minutos tardó Podolski en adelantar a los ‘gunners’ en el marcador. Un saque de esquina lanzado por Cazorla lo cabeceó el alemán tras un desconcierto en la defensa del Wigan para enviar el balón al fondo de la red y poner el 1-0 en el marcador. El encuentro se le ponía cuesta arriba al equipo de Roberto Martínez, y demasiado rápido, aunque la fe es lo último que se pierde,
y más un equipo que acababa de ganarle un título a un gigante con más de 400 millones de presupuesto. Parecía que los visitantes no tendrían nada que hacer, pero esa fe y esa esperanza que caracteriza a los ‘latics’ hicieron que consiguieran el empate en el último minuto de la primera mitad. Maloney forzó una falta que él mismo se encargó de transformar de manera fantástica con un golpeo que pareció a los de Cristiano Ronaldo. Se llegaba así al descanso, con todo por decidir.
En la segunda mitad, el Wigan salió esperanzado y a la búsqueda del segundo gol, y a punto estuvo de conseguirlo nada más empezar. Tras una gran jugada combinativa Koné encaró a Szczesny, pero el guardameta polaco realizó una intervención de mucho mérito para evitar el tanto del marfileño. Minutos más tarde, se le anuló justamente un gol a McCarthy y Walcott tuvo una clarísima oportunidad. La segunda mitad empezó con muchísimo más ritmo de lo que tuvo la primera. El equipo de Arsene Wenger no tuvo respuesta a la salida en tromba de los visitantes, que por momentos merecieron otro gol.
Cuando mejor estaba jugando el Wigan, cuando parecía que el milagro estaba más cerca, 10 minutos locos mataron por completo al equipo de Roberto Martínez. Dos asistencias magníficas de Santi Cazorla, primero para Walcott, que volvió a adelantar a los ‘gunners’, y luego para Podolski que definió a la perfección ante Joel, desataron la locura en el Emirates.
Y para dar la estocada final a los visitantes, en el minuto 70, Ramsey realizó un gran eslalon por banda izquierda y transformó un auténtico golazo. Los aficionados ‘latics’ no se lo podían creer y se echaban las manos a la cabeza.
El Wigan de Roberto Martínez, que hacía tres días había tocado el cielo conquistando la FA Cup, bajaba al infierno descendiendo matemáticamente a segunda división con una dolorosa derrota en el Emirates Stadium. Los ‘latics’ jugarán la próxima temporada la Europa League, pero eso no será hoy consuelo para sus aficionados.
Por su parte, el Arsenal depende de si mismo para quedar entre los cuatro primeros de la clasificación y jugar así la próxima Champions League, para ello deberá ganar en la última jornada en el campo del Newcastle.