Real Madrid y Barcelona jugarán una nueva final de Copa del Rey. Uno de los dos grandes de nuestro fútbol acabará siendo campeón de un torneo que desde hace unos años han acabado haciendo prioritario.
Hubo un tiempo no muy remoto en que tanto Real Madrid como Fútbol Club Barcelona no acababan de tomarse en serio la Copa del Rey, de ahí los fracasos sonados contra equipos de Segunda o Segunda B en las primeras rondas. Esta tendencia cambió claramente en 2009, es decir, en la temporada del triplete del Barça de Guardiola. Desde entonces primero Barça y luego Real Madrid hicieron aún más grande la competencia entre sí disputando al máximo este trofeo.
O Barça o Madrid, con la única excepción del año 2010 cuando Atlético de Madrid y Sevilla disputaron la final que ganaron los sevillistas, han jugado desde entonces todas las finales del torneo del KO. Y no sería descabellado pronosticar que de no haberse cruzado entre sí en cuartos de final en 2012 y en las semifinales del año pasado, el fútbol español hubiera visto más Clásicos en las finales coperas.
Tres años después de la final entre Real Madrid y Barcelona que los blancos dirigidos por Mourinho ganaron a los de Pep Guardiola en Mestalla, ambos contendientes volverán a verse lascaras en una final. Pero a partir de aquí, cabe preguntarse si no son los rivales de los dos más grandes del fútbol español los que han ‘tirado’ esta competición.
Antes de esta bipolarización absoluta del fútbol nacional, equipos más modestos como Espanyol, Mallorca, Getafe, Betis, Osasuna, Real Zaragoza e incluso el Recreativo de Huelva hace una década fueron equipos que jugaron finales de Copa. Incluso el Valencia entrenado por Ronald Koeman, que esa misma temporada se jugó el descenso hasta las últimas jornadas, ganó su último título en 2008 en aquella final ganada al Getafe.
El ejemplo que ilustra que los no tan grandes han perdido hambre por la Copa lo pueden dar los dos semifinalistas de la presente edición del torneo. Por ejemplo, la Real Sociedad no había sido semifinalista desde hacía más de dos décadas, y en lugar de apostar todo por este torneo su entrenador Jagoba Arrasate decidió apostar por hombres menos habituales en el partido de ida disputado hace una semana en el Camp Nou. Y lo mismo pasó en la vuelta, ya que pese a que el club inyectó en sus aficionados el gen de una posible remontada, los titulares habituales del equipo donostiarra no acabaron jugando ante el Barça.
El Atlético de Madrid, vigente campeón del torneo, perdió por un marcador rotundo en el partido de ida, con dos autogoles y un choque marcado por la polémica arbitral y fases de juego sucio. Aun así, Diego Pablo Simeone no optó por la fórmula que le ha convertido en colíder de la Liga y una brillante temporada en Champions League. Y lo mismo ocurrió en la vuelta, ya que entre la sanción de Diego Costa y las lesiones de hombres importantes como Villa o Courtois no pudo contar con sus mejores hombres.
En cambio, tanto Carlo Ancelotti como Gerardo Martino salieron con todos sus mejores hombres disponibles tanto en los partidos de ida como en los partidos de vuelta, aunque ambos clubes los tuvieran muy encarrilados. Prefirieron no arriesgar y sólo rotaron en las respectivas porterías. El resto de hombres, los respectivos onces de gala. Con todos a por todas en un trofeo que ya no desprecian los grandes.