El Chelsea se impone al Manchester City gracias a un gol de Fernando Torres cerca del minuto noventa de partido tras aprovechar un grave fallo de la defensa del equipo de Manuel Pellegrini. El delantero internacional español jugó uno de sus mejores partidos del año con una asistencia, ese tanto y un espectacular disparo que se estrelló en el larguero.
Un partido gris que acabó resolviendo una de las pocas luces que estuvieron encendidas durante los noventa minutos. Un incancableFernando Torres corrió con fe cerca del minuto noventa para esperar un fallo que cometieron el lateral argentino Zabaleta y el central serbio Nastasic. El Niño llegó a ese balón y lo remató a la red para delirio de Stamford Bridge y de un Jose Mourinho que celebró ese tanto como si ya hubieran ganado la Premier League. Pero esteChelsea aún está lejos de un gran nivel futbolístico y de los dos equipos, Arsenal y Liverpool, que de momento comandan la Premier. Aunque este partido ante el City elimina a un rival directo y puede crear ese punto de inflexión que necesita el retorno de Mourinho y el también retorno deFernando Torres a un nivel estelar.
Desde los primeros minutos los azules dejaron el dominio del balón a los de Pellegrini, intentando jugar entre líneas con Nasri, Silva y Fernandinho. Pero las ocasiones claras las tuvo el Chelsea. Las tuvo Torres. Un buen control dentro del área hizo que se quedara solo ante Joe Hart, dejando atrás la frágil defensa celeste. Y el fuenlabreño disparó alto cuando Stamford Bridge cantaba ese gol. Vino cuando el propio Torres arrancó desde la banda derecha, ganó la carrera fácil a Clichy y puso un centro raso que remató el alemán Schurrle. Gol, y poco más antes del descanso.
Pellegrini no hizo unos cambios que tal vez necesitara su equipo, pero Sergio Agüero recogió un pase al espacio de Samir Nasri para batir de un potente disparo a Petr Cech. De nuevo igualados y a partir de ahí, de nuevo ausencia de buen fútbol. Hasta que apareció esa fragilidad que está condenando al multimillonario proyecto que ahora tiene entre manos Manuel Pellegrini y el incansable Fernando Torres. La alegría de Mourinho, desbordada, estaba del todo justificada.