Chile lo gobierna un rey con orgullo y corazón como pocos. Cuando peor estaba el equipo de Pizzi, en el momento de depresión y clara desorientación, apareció Arturo Vidal para guiar a su gente.
Mostró el camino con el primer tanto y reanimó a Chile con el segundo cuando Perú había silenciado Santiago con el gol de Edison Flores.
Pero La Roja está en buenas manos. Con Vidal puede ir a la guerra tranquilo. Su rey les protege.
Mostró el camino con el primer tanto y reanimó a Chile con el segundo cuando Perú había silenciado Santiago con el gol de Edison Flores.
Pero La Roja está en buenas manos. Con Vidal puede ir a la guerra tranquilo. Su rey les protege.
Tanto es así que ni la posterior lesión impidió que agitase sus brazos pidiendo al público levantarse enaltecido. Bajo su protección Chile asomó la cabeza en esta fase de clasificación. Le costó sangre, sudor y casi lágrimas. Fue de más a menos y pudo salir golpeado ante una Perú combativa, pero supo levantarse cuando su rey mostró su corona.
Que Chile se jugaba algo más que tres puntos se vio bien pronto sobre el césped del Julio Martínez Prádanos. Salieron los de Pizzi en tromba para poner el partido de cara cuanto antes. Y lo lograron. A los diez minutos una genial incorporación de Isla acabó con un centro medido al segundo palo que Vidal cabeceó a placer.
Perú todavía se estaba acomodando cuando se encontró con el primer golpe. Los de Gareca estuvieron a merced de su rival durante la primera media hora, en la que Chile pudo matar el partido. Pero ni Vargas ni Vidal, en dos ocasiones clarísimas, consiguieron refrendar ese dominio con un segundo tanto. Pese al claro dominio de los de Pizzi, Perú se iba vivo al descanso.
Ni siquiera esa misericodria chilena despertó a los de Gareca, que siguieron sin preocuparse por una iniciativa que siempre llevó su rival. Alexis fue de menos a más y lideró la búsqueda de un segundo tanto que rematara a Perú y confirmara ese necesario triunfo chileno.