Tan solo 55 segundos necesitó el galés Gareth Bale para adelantar al Real Madrid en el vacío campo del Legia de Varsovia, un gol que recordó inmediatamente al de su entrenador Zinedine Zidane en la final de la Champions de Glasgow en 2002.
Centró Fabio Coentrao desde la izquierda, peinó Cristiano Ronaldo y el galés empaló a bote pronto un remate tan espectacular como efectivo: 0-1 en menos de un minuto.
La posición del cuerpo, aunque fuera desde el costado derecho del área y no desde el izquierdo como Zidane entonces, recordó a ese mítico gol para el madridismo por la calidad y potencia de un golpeo ante el que el portero queda vendido.